lunes, 22 de noviembre de 2010

Bodegas









La visita a las bodegas del señorío de Otazu me pareció una salida muy acertada. Pese al mal tiempo y la brevedad de la excursión, el lugar era muy atractivo tanto por sus colores, olores y formas. El espacio de las bóvedas, es muy llamativo y pese a la poca luz y falta de trípode, no hay duda de que es un lugar magnífico para sacar fotos. La madera, la piedra, el vino... texturas y colores muy diferentes que permiten combinarlos y junto con la luz y la sombra trepando por los mismos, realizar unas buenas imágenes. Las líneas es otro tema a destacar aquí, ya que los distintos planos de las bóvedas y sus iluminaciones crean un juego de líneas muy atractivo. Por otra parte, el vino y sus lágrimas, la sobriedad de la copa, el fondo blanco y los reflejos me permitieron jugar con algunos efectos. Me gusta especialmente, aunque no la he podido revelar, la imagen del reflejo, en la que se superponen las hileras de barricas con la cata de vinos que tuvimos.

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